#3J #NiUnaMenos
REBELARNOS CONTRA LAS VIOLENCIAS
por Mg. Patricia Sepúlveda*
Hola ¿Cómo están? Esta no es una efeméride como las demás, quizá sea la primera de una saga de efemérides que se inscriban en la agenda feminista.
¿Deberíamos quizá haber empezado el 8 M? Por calendario quizá sí, pero quienes lean este escrito verán que el 3 J es mucho más que una fecha, es una oportunidad para historizar una serie de luchas. Es decir, aquí comenzamos una genealogía, pero nos volveremos a encontrar.
Antes que nada una aclaración: sin dejar de recordar la cantidad de vidas que han sido segadas por la violencia machista y patriarcal a lo largo de los años, la propuesta que encontrarán aquí hace eje en evitar el relato victimizante.
Los feminismos son por esencia revolución, rebeldía y lucha y es esta rebeldía contra la cristalización de las personas que atravesaron situaciones de violencia en el lugar de “víctimas” la que pretendo resaltar no es por ahí compañeres. También quiero manifestar desacuerdo hacia las apelaciones punitivas del orden de la castración, hacia quienes nos violentan, porque creo que alimentan círculos de violencia que solo pueden volverse en nuestra contra. Los feminismos han constituido históricamente una lucha política contra todas las opresiones, promueven acciones y pensamientos críticos destinados a terminar con todas las jerarquías y subordinaciones. Pretenden transformar las relaciones basadas en las asimetrías y la opresión sexual mediante una acción movilizadora que implica una profunda revolución social, económica, política y cultural. Uso el plural porque constituyen un movimiento múltiple, nunca homogéneo, en constante evolución al que nada de lo humane le es ajeno. Y aunque hoy la sociedad se ha tornado amigable a las identidades feministas, aún incitan prevenciones e incluso reacciones negativas de grupos minoritarios pero intensos.
3 J, BASTA DE VIOLENCIA!
Si bien la violencia contra las mujeres y otras subjetividades feminizadas hunde sus raíces en el lejano pasado, no se puede soslayar que en la segunda década del siglo XXI, los feminismos adquirieron un carácter masivo, trasnacional, anticapitalista, con la incorporación de personas muy jóvenes, que con su presencia en las calles y el uso intensivo de las redes sociales, manifestaron su lucha por la autonomía de sus cuerpos, contra las violencias y por la equidad de género. El surgimiento del movimiento #NiUnaMenos se produjo en este marco y dio cuenta, en nuestro país, de una circunstancia histórica única, una especie de maduración del proceso de lucha.
A partir de esta fecha se hizo evidente la existencia de un reverbero extraordinario en las subjetividades femeninas que mostraron con claridad, en las calles, en los espacios políticos y académicos, que ya no estaban dispuestas a aceptar tanta crueldad y tanta muerte. Fue una especie de grito urgente dicho por mujeres e identidades diversas que manifestaron su rebeldía frente el acoso sistemático, la violación, la agresión, el maltrato y la violencia que atravesaba nuestras corporalidades.
La primera movilización #NiUnaMenos (3 de junio de 2015) fue producto de una convocatoria realizada a través de redes sociales por un grupo en gran mayoría de comunicadoras y periodistas contra la violencia femicida. En los primeros meses de ese año se habían sucedido varios asesinatos de jóvenes, algunas incluso descartadas en el espacio público en bolsas de residuos. El femicidio de Chiara Páez de 14 años fue el que detonó la acción.
Se trató de un movimiento masivo, que sorprendió a todas, incluidas las que estaban en la organización. Allí en las calles nos encontramos académicas, comunicadoras, militantes feministas, integrantes de movimientos sociales, políticas y muchas otras sin ninguna filiación. #NiUnaMenos politizó la movida desnaturalizando las violencias, señalando que no estábamos solas y que nuestro lugar no era el de víctimas. La cita del año siguiente incluyó el lema #vivas nos queremos.
El 19 de octubre de 2016 se convocó a un paro, esta vez la violencia femicida se había manifestado en el asesinato de Lucia Pérez una adolescente de 16 años, drogada y horriblemente violada. En la convocatoria confluyeron además de #NiUnaMenos, organizaciones sindicales, movimientos sociales y agrupaciones de mujeres. La articulación denunciaba que la violencia también tenía un carácter económico y que el ajuste, golpeaba más fuerte a las subjetividades femeninas o feminizadas. Para algunas feministas la huelga produjo un salto al transformar la movilización contra los femicidios en un movimiento radical masivo, capaz de politizar el rechazo a todas las violencias.
En 2018 la movilización fue en contra del gobierno de Mauricio Macri y articuló la demanda por el aborto: sin #aborto legal no hay #ni una menos, no al pacto de Macri con el FMI. Por otra parte el manifiesto de #NiUnaMenos de octubre de 2018 exclamaba “¡Vivas libres y desendeudadas nos queremos!”. La convergencia de las militancias por la legalización del aborto, contra el modelo neoliberal con su correlato de feminización de la pobreza y la lucha contra los femicidios fue un punto singular que potenció la denuncia contra todas las violencias.
La asunción del nuevo gobierno en diciembre de 2019 marcó la jerarquización de los temas que habían impuesto las movilizaciones feministas en las calles. Se creó a nivel nacional el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad (MMGyD) y en las provincias y municipios se multiplicaron los ministerios, secretarias dependencias relacionadas con la temática, la agenda se había modificado.
Sin embargo, a los efectos de políticas económicas antipopulares se sumó la pandemia de la Covid 19 y el aislamiento, lo que por un lado recargó las tareas de cuidado sobre las espaldas femeninas y feminizadas y por otro agudizó las violencias al dejar a las mujeres en sus casas con los violentos. La reacción casi inmediata fue la puesta en marcha del Plan Nacional de Acción contra las Violencias por Motivos de Género ampliando en su protección a la población LGBTI+. El plan constituyó un reconocimiento por parte del Estado de la urgencia y un punto de partida para la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y libre de violencias, aún con todas sus deudas pendientes.
LAS VIDAS QUE QUEREMOS ANTIPUNITIVISMO Y DESEO
Finalmente destacar una característica relevante en los feminismos argentinos y es su relación con el Movimiento de Derechos Humanos, lo que llevó a diferenciar la cuestión de la violencia contra las mujeres del discurso securitista. De lo contrario, la respuesta a la violencia femicida hubiese sido pedir más cárceles, más años de encierro, más dureza de las leyes, más policía. Sin embargo los feminismos no han pedido eso, pretenden lograr un orden más justo que piense en la justicia y la reparación del daño sin esquivar el debate respecto de qué hacer con los violentos. Como señala Dora Barrancos no es por piedad hacia el victimario que la mayoría de las partidarias del feminismo se compadece con soluciones no punitivas, sino por la comprensión acerca de que el patriarcado, más que los individuos socializados bajo sus preceptos, es el que debe ser llevado al banquillo de los acusados.
Es difícil porque el atajo es expulsar con nombre y apellido y decir, esta persona ya no la tenemos más en nuestra institución. Sin embargo, el esfuerzo institucional más severo tiene que ser el de construir formas específicas de convivencia donde ningún abuso pueda suceder y al mismo tiempo, generar espacios para alojar la palabra de las personas que han sido violentadas.
Para finalizar vuelvo a apelar, como al inicio, a rebelarnos contra las violencias, a aprovechar todas las herramientas disponibles y a aplicar nuestra creatividad para construir nuevas, para generar espacios donde las violencias y los violentos no tengan posibilidades de emerger y donde podamos encontrarnos amorosamente en tanto personas deseantes de mejores vidas para todas, todes y todos.
*Coordinadora del Programa Institucional de Género y Diversidad.